Hoy visitamos Santiago, la primera y única ciudad que visitaremos en todo el viaje.
Como en cualquier ciudad el trafico es intenso y mas cuando llevamos muchos días sin ver un semáforo.
Una vez en la ciudad nos dirigimos directamente a la Plaza del Obradoiro donde vemos a muchos peregrinos que han acabado el camino.
Dentro de la catedral hay muchísima gente pero vale la pena pasar un mal rato por visitarla.
Mas tarde nos dirigimos al parque de la Alameda, desde donde se tienen unas fantásticas vistas de la parte antigua de la ciudad.
Después de comer tomamos café en el "Café Casino", un lugar donde las altas esferas de la ciudad se reunían y que ahora se llena de turistas como nosotros.
Mas tarde decimos que como Domingo no había podido visitar Finisterre volveríamos al atardecer.
Han habido pocos momentos tan mágicos como este, la luz del sol reflejada en el Atlántico cuando se está poniendo. Para que no se nos echara la noche encima no vimos la puesta de sol propiamente, pero cuando llegamos allí éste ya estaba muy bajo y la atmósfera era realmente especial.
El momento mas bonito del viaje sucedió a la vuelta. Los cuatro moteros en fila, a la derecha una increíble puesta de sol tras las colinas verdes y a la izquierda los ricos bosques gallegos, se me pone la piel de gallina cuando lo recuerdo.
En la cena degustamos un vino Albariño de la zona que estaba riquisimo y como no...
Despues Orujitos y a dormir...
Como en cualquier ciudad el trafico es intenso y mas cuando llevamos muchos días sin ver un semáforo.
Una vez en la ciudad nos dirigimos directamente a la Plaza del Obradoiro donde vemos a muchos peregrinos que han acabado el camino.
Dentro de la catedral hay muchísima gente pero vale la pena pasar un mal rato por visitarla.
Mas tarde nos dirigimos al parque de la Alameda, desde donde se tienen unas fantásticas vistas de la parte antigua de la ciudad.
Después de comer tomamos café en el "Café Casino", un lugar donde las altas esferas de la ciudad se reunían y que ahora se llena de turistas como nosotros.
Mas tarde decimos que como Domingo no había podido visitar Finisterre volveríamos al atardecer.
Han habido pocos momentos tan mágicos como este, la luz del sol reflejada en el Atlántico cuando se está poniendo. Para que no se nos echara la noche encima no vimos la puesta de sol propiamente, pero cuando llegamos allí éste ya estaba muy bajo y la atmósfera era realmente especial.
El momento mas bonito del viaje sucedió a la vuelta. Los cuatro moteros en fila, a la derecha una increíble puesta de sol tras las colinas verdes y a la izquierda los ricos bosques gallegos, se me pone la piel de gallina cuando lo recuerdo.
En la cena degustamos un vino Albariño de la zona que estaba riquisimo y como no...
Despues Orujitos y a dormir...
1 comentario:
me estoy poniendo cachondo solo de imaginarmelo...
llev�vais cuero???? ;)
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